Lo hemos escuchado cientos de veces, como un mantra que se ha convertido en resumen de 4 años de Gobierno y ahora parece que en el principal lema de campaña electoral del PP. España era un enfermo terminal que el Ejecutivo ha conseguido curar gracias a la lista de implacables reformas que en los últimos años hemos conocido y sufrido casi todos los españoles de cerca.
Pues bien el PP ha considerado este «hito» como un mensaje vendible y lo ha intentado reconvertir en nuevo con un vídeo burdo, simple y mediocre que ha desencadenado no pocas críticas y burlas y sobre el que además pesa ahora la sospecha de plagio. (Pincha en la imagen para verlo)
Desde el punto de vista de a comunicación política y con un sólo visionado se pueden observar algunos errores tan evidentes que casi sonrojan. Lo primero el elemento de sorpresa y expectación que se pretende crear con el símil de la mujer en estado crítico, símbolo de España. Un efecto que no llega a existir porque desde el minuto 1 el espectador sabe qué trata de simbolizar esa escenificación. Lo segundo el uso de una metáfora tan delicada para hablar de recuperación económica como es la de la Sanidad, sector que ha sufrido abundantes recortes por parte del Gobierno. Una simbología totalmente inoportuna y que cualquier asesor con un poco de visión descartaría para un vídeo electoral.
En cuanto a cuestiones formales, aspectos como que el vídeo esté doblado ofrece una sensación de artificialidad y convierten el spot electoral en menos creíble si cabe. En el metraje se insiste en la idea del esfuerzo y del sacrificio a través de la paciente enferma como única forma de conseguir la recuperación. Un mensaje también excesivamente machacado en la comunicación de este Gobierno y que provoca fundamentalmente una actitud de rechazo en el espectador al recordar que ha tenido que sufrir muchos de esos sacrificios. Un efecto opuesto a la empatía que, entiendo, el equipo de Rajoy quería transmitir con esta acción.
Para rematar la jugada, una llamada bien alta al patriotismo con una paciente ya recuperada que muestra la cara totalmente pintada con la bandera de España en un plano circular que roza la obscenidad, el ridículo y provoca vergüenza ajena. Un exceso audiovisual del que probablemente se tenga que arrepentir el PP porque, como tantas otras acciones de comunicación fallidas, se volverá en su contra.
Con el mensaje de la recuperación, aunque excesivamente manido, se podría haber hecho algo mejor. Incluso recurrir al típico vídeo con testimonios reales de personas reales que han sobrevivido a estos años duros. Empleando un tono de humildad, honestidad y con una buena historia, un storytelling adaptado, el PP podría haber hecho un vídeo de campaña decente. Sin embargo parece que los asesores de Moncloa no conocen las reglas básicas del marketing político y menos del marketing de contenidos.